Día Mundial de los Océanos: ¿Estamos condenando al corazón azul del planeta a desaparecer?
Este 8 de junio se celebra el Día Mundial de los Océanos, una jornada impulsada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para recordarnos algo esencial: sin océanos, no hay vida. En un planeta que gira sobre su propio eje y entre sus propias contradicciones, los mares siguen siendo los pulmones invisibles de la Tierra, generando entre el 50% y el 85% del oxígeno que respiramos.

Cubren más del 70% de la superficie terrestre, y sin embargo, aún los tratamos como si fueran infinitos. Los océanos alimentan, regulan, conectan, sostienen, pero también absorben —en silencio— toneladas de dióxido de carbono y buena parte de nuestros errores.
Este día no es solo un recordatorio. Es un llamado urgente. Millones de personas dependen del mar como fuente primaria de sustento, pero las redes pesqueras ilegales, la contaminación por plásticos y el calentamiento global están alterando ese equilibrio que parecía eterno. En sus profundidades habitan miles de especies, muchas aún desconocidas para la ciencia. ¿Y si en una de ellas está la cura que aún no conocemos?

Los océanos son como una poesía escrita en olas. Una sinfonía azul que nos envuelve incluso cuando no la vemos. Desde la espuma que besa las costas de Mar del Plata hasta los corales que florecen bajo las aguas del Caribe, el mar nos habla en su idioma de siglos. Solo hace falta querer escucharlo.
Cuidar los océanos no es una opción: es un compromiso generacional. En un mundo fragmentado, el mar sigue siendo uno de los pocos lenguajes universales. Por eso hoy, más que nunca, vale preguntarse: ¿qué océano queremos dejarle al futuro?

