Un golpe histórico al Presidente en el Senado

El reloj de la política suele marcar tiempos largos. Veintidós años pasaron desde la última vez que el Congreso se atrevió a dar marcha atrás con un veto presidencial. Este jueves, la historia volvió a repetirse, y lo hizo con fuerza: 63 senadores rechazaron la decisión de Javier Milei de tumbar la Ley de Emergencia en Discapacidad, contra apenas 7 que respaldaron al mandatario. Una derrota que quedará marcada como el primer veto revertido de la era libertaria.
Un revés histórico
El Senado no solo convirtió en ley la iniciativa, sino que envió un mensaje claro: el Poder Legislativo no será un mero espectador de la Casa Rosada. Desde 2003 que no se daba un hecho similar, lo que convierte esta decisión en un hito político de alcance nacional.
El momento data del 12 de marzo de 2003, en el Gobierno de Eduardo Duhalde. En ese entonces, el gobierno peronista de transición había vetado en forma total la ley 25.715, que fijaba una reducción impositiva en la importación de azúcar. La decisión del entonces presidente recibió el rechazo de los dos tercios de ambas cámaras y la ley, finalmente, quedó promulgada en los primeros días de abril de 2003.
Milei, que suele llamar “héroes” a los legisladores que lo acompañan, esta vez encontró apenas un puñado. El resto se inclinó por respaldar a un sector particularmente golpeado por las políticas de ajuste: las personas con discapacidad.
Una derrota política para el oficialismo
El resultado es demoledor para el gobierno: 63 votos afirmativos contra 7 negativos. Incluso sectores que en otras ocasiones habían votado junto al oficialismo eligieron esta vez la vereda de enfrente. El presidente adelantó que judicializará la decisión, pero la imagen de un Congreso unido contra el veto ya se instaló en la opinión pública.
El trasfondo humano y político
Detrás de la votación hubo discursos cargados de humanidad. Senadores como Luis Juez o Fernando Salino compartieron experiencias personales para explicar por qué era imposible avalar el recorte. En paralelo, en las gradas y en las calles, familiares y organizaciones celebraban el triunfo, convencidos de que habían frenado un atropello.

La ley apunta a garantizar la financiación de prestaciones médicas y asistenciales para las personas con discapacidad. Su veto generó indignación social y política, en un país donde el ajuste económico golpea de lleno a los sectores más vulnerables.
El contexto del escándalo
La sesión se dio, además, en un clima enrarecido por las acusaciones de corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS). Los audios de Diego Spagnuolo, que vinculan a Karina Milei en un presunto esquema de coimas en la compra de medicamentos, sirvieron de telón de fondo. Aunque la Justicia aún no lo probó, la sospecha creció y se convirtió en argumento para quienes denunciaban la falta de sensibilidad social del gobierno libertario.
Una señal de límites
El resultado marca un punto de inflexión en la relación entre los poderes. El Congreso, con este gesto, se sacudió el traje de “sello de goma” y se plantó como contrapeso real. Milei, que apostaba a consolidar su autoridad, encontró en esta derrota un recordatorio de que la política también escribe capítulos imprevistos.

La Plaza celebraba mientras la sesión llegaba a su fin. Entre abrazos, lágrimas y cánticos, los familiares de personas con discapacidad entendieron que, al menos por un día, la política había estado de su lado. Y en ese contraste entre la euforia ciudadana y la bronca presidencial, se selló una postal que quedará grabada: la de un veto derrotado después de 22 años, y un Congreso dispuesto a desafiar al poder.



