La “Casta” Inmortal: 24 años después del “Que Se Vayan Todos”, la Élite de 2001 se Aferra al Poder

El calendario político nos empuja hacia la contienda legislativa de 2025, un momento crucial donde, una vez más, se pondrán a prueba las promesas de “renovación” y el anhelo de que “algo cambie”. Pero, ¿es posible el recambio real si la base de la élite política argentina se mantiene inalterable desde hace un cuarto de siglo? Es en este marco electoral, donde se renuevan bancas clave, que se vuelve imperativo mirar hacia atrás. Diciembre de 2001 fue el grito de hartazgo que exigió la disolución de la clase dirigente. ¿Qué queda de esa promesa? Nuestro informe exclusivo revela que, si bien el Congreso renovó casi todas sus bancas, al menos 50 figuras clave de aquel año fatídico han sobrevivido la tormenta, reubicándose en la cúspide del poder Ejecutivo y las provincias. La cacerola sonó, pero la música nunca paró para la élite política.

El Espejismo del Recambio: La Élite que Aprendió a Mudar de Piel
La fuerza del “Que se vayan todos” fue innegable, barriendo con la mayoría de los más de 320 legisladores que ocupaban sus bancas en el Congreso. La renovación en el Poder Legislativo fue masiva, casi total, pero se trataba de un espejismo. La verdadera “casta” señaló el camino: la migración. Los cuadros políticos con mayor resiliencia y vocación de poder no se fueron; cambiaron el recinto por la oficina presidencial, el ministerio o la gobernación.

La mayor prueba de subsistencia se encuentra precisamente en quienes lograron escalar al máximo nivel del Ejecutivo Nacional. Cristina Fernández de Kirchner, por ejemplo, era Senadora Nacional por Santa Cruz en 2001, y desde allí escaló a la Presidencia y, más tarde, a la Vicepresidencia. De igual manera, Patricia Bullrich, que ocupaba una banca como Diputada por el ARI, se erige hoy como la Ministra de Seguridad de la Nación, comandando una de las áreas más sensibles del Gobierno.
La rotación fue la clave para sostener el poder. Alberto Fernández, que en 2001 formaba parte de las filas del funcionariado de la Alianza, ascendió a la Presidencia dos décadas después. Junto a él, figuras como Nilda Garré, que era Diputada Nacional, más tarde se consolidó con rango ministerial en Defensa y Asuntos Internacionales. El radicalismo no fue ajeno a esta dinámica: Julio Cobos, que era Intendente en ese año bisagra, se convirtió en Diputado Nacional y fue nada menos que Vicepresidente de la Nación, mientras que Oscar Aguad, Diputado en 2001, también ocupó Ministerios clave.

La lección de 2001 no es solo la resiliencia del peronismo y el radicalismo tradicional, sino la persistencia de las estructuras de poder. Del largo ciclo menemista, sus cuadros no se extinguieron: el apellido continúa vigente con Martín Menem presidiendo la Cámara de Diputados y Eduardo “Lule” Menem, como subsecretario de Gestión Institucional de la Presidencia y uno de los colaboradores más cercanos de Karina Milei, ataño Senador. Paralelamente, la coalición de gobierno que colapsó en 2001 —la Alianza— también vio a sus cuadros más duros reacomodarse.

En resumen, el caso más notorio es el de Patricia Bullrich, pero también el de Rodolfo Terragno, quien siendo Senador de la UCR sigue activo, y Alberto Fernández, quien era parte del funcionariado de ese gobierno en el área de seguros. Esta supervivencia transversal demuestra que la “casta” no se define por el partido, sino por la capacidad de saltar entre administraciones y sobrevivir a las crisis
Los Inamovibles: La Resistencia de las Gobernaciones y el Regreso al Congreso
El Poder Ejecutivo Provincial funcionó como un bunker de supervivencia. El caso paradigmático es el de Gildo Insfrán, quien era y sigue siendo el Gobernador de Formosa en 2025, simbolizando la continuidad más férrea. Jorge Capitanich, que gobernaba Chaco, si bien dejó el cargo recientemente, mantuvo el poder provincial durante casi dos décadas.

Otros, como Gerardo Morales, quien era Diputado Nacional en 2001, pivotó hacia el Ejecutivo como Gobernador de Jujuy y ahora regresa al Senado, sellando la rotación Congreso-Ejecutivo-Congreso. Misma ruta siguió Juan Carlos Romero, que en 2001 era Gobernador de Salta y hoy es Senador Nacional.

La cúpula fundadora del PJ demostró su capacidad de volver a las fuentes: José Luis Gioja y Miguel Ángel Pichetto, ambos Senadores en 2001, son hoy Diputados Nacionales, manteniendo viva la llama de la experiencia parlamentaria. A ellos se suma el radical Mario Negri, quien hasta el último año, ocupó su banca de Diputado Nacional desde aquel periodo. Estos siete nombres son la prueba viviente de la persistencia legislativa, resistiendo las olas de renovación.
La Red Invisible: Los 30 Arquitectos que Sostienen el Sistema
El verdadero tejido del poder se compone de figuras que, sin necesidad de un cargo electivo continuo, conservan una influencia mayúscula. Eduardo Duhalde, Presidente Interino en la bisagra de 2001, continúa siendo un referente ineludible del peronismo. A su lado, Hilda “Chiche” Duhalde, Diputada en ese entonces, sigue activa en la escena bonaerense.

Operadores de distintos signos también se mantuvieron a flote. Federico Pinedo, Diputado en 2001, se consolidó como una figura clave del PRO, al igual que Elisa Carrió, quien sigue siendo la líder de la Coalición Cívica. Desde el mundo gremial, las estructuras se mantuvieron firmes: el poder de Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Héctor Daer se mantuvo inalterable a través de las crisis.

La lista se completa con ex ministros y funcionarios que aún orbitan cerca de las decisiones: desde Aníbal Fernández y Julio De Vido, que tuvieron cargos ejecutivos en ese periodo, hasta técnicos como Ricardo López Murphy, que sigue como referente económico. En las provincias, las estructuras familiares de figuras como Antonio Bussi mantienen su vigencia, mientras que ex legisladores como Juan Manuel Abal Medina y Daniel Scioli (hoy en Turismo) hallaron su lugar en el engranaje burocrático. Incluso el ascenso de Ricardo Lorenzetti a la Corte Suprema, poco después de la crisis, marcó la consolidación de una élite judicial.

De aquella época podemos ubicar a Federico Sturzenegger, quien a sus 35 años fue designado secretario de Política Económica, cargo que le permitió ser artífice del megacanje de deuda de 2001 que fue investigado por la Justicia, pero que para nada obstaculizó su carrera política de la mano del PRO, llegando a ser diputado nacional (2013-2015) y presidente del Banco Central (2015-2018). Incluso la lista se puede engrosar con apellidos que no aparecen “rápidamente” en el imaginario colectivo, pero los estuvieron: Guillermo Montenegro: Funcionario de Justicia en 2001, hoy Intendente de Mar del Plata; Carlos Linares: Senador en 2001, Senador Nacional (2025); Ramón Puerta: Ex Presidente Interino (2001) y Ex Embajador; Hilda “Chiche” Duhalde: Diputada en 2001 y actual figura política en la Provincia de Buenos Aires.; Federico Pinedo: Diputado en 2001, ex Senador y actual Operador político PRO; José Mayans, senador peronista aquellos años y en estos tiempos, Carlos Verna, Senador Nacional (luego Gobernador) y actual referente político en La Pampa. Y otros tantos…
El “que se vayan todos” terminó siendo la excusa perfecta para que la vieja guardia se reorganizara, cambiara de jurisdicción y, 24 años después, siga decidiendo el destino del país. La crisis fue un filtro: los débiles se fueron, los resilientes y estratégicos, los inmortales de la “casta”, se quedaron. Y ahí están.