Actualidad Política

De Spagnuolo a Casa Rosada: la trama detrás de los audios prohibidos

En las últimas semanas, la política argentina quedó atravesada por un escándalo que mezcla audios filtrados, denuncias de coimas, acusaciones de espionaje ilegal y un fuerte choque entre el Gobierno, la Justicia y el periodismo. Lo que empezó como una grabación clandestina terminó escalando a un conflicto institucional que salpica a la mismísima secretaria general de la Presidencia, Karina Milei.

Entre versiones cruzadas, medidas judiciales y operaciones mediáticas, el caso expuso la fragilidad de las instituciones frente a las filtraciones y puso en discusión los límites entre el derecho a la información y la censura previa. Para quienes todavía no siguieron el tema, en JotaPosta armamos este paso a paso para entender cómo se fue armando la trama.

1. El origen del escándalo

La historia comienza con grabaciones clandestinas, aparentemente editadas, que involucran a Diego Spagnuolo, ex titular de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis). En esas conversaciones privadas, que habrían sido obtenidas de manera ilegal, se lo escucha hablar de presuntas coimas y mencionar a Eduardo “Lule” Menem como articulador. También aparece el nombre de Karina Milei, secretaria general de la Presidencia, como supuesta beneficiaria.

2. La difusión inicial

Los primeros audios salieron a la luz a través del canal de streaming Carnaval. Esa difusión generó un fuerte cimbronazo político. Ante esto, Karina Milei acudió a la Justicia para frenar la aparición de nuevas grabaciones y pedir que no se la vincule públicamente con el caso.

3. La respuesta judicial

El juez Civil y Comercial Federal Alejandro Patricio Maraniello aceptó parcialmente el planteo y prohibió la difusión de los audios atribuidos a Milei. El fallo fue cuestionado por especialistas, quienes lo consideraron un acto de censura previa, inconstitucional y violatorio de la libertad de expresión.

4. La reacción del Gobierno

El Ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich, presentó una denuncia penal por espionaje ilegal. En esa presentación se pidió allanar los estudios de Carnaval, así como los domicilios de periodistas como Jorge Rial y Mauro Federico. Esa movida desató críticas inmediatas y derivó en una denuncia contra Bullrich por abuso de autoridad.

5. El frente internacional

Patricia Bullrich insinuó que detrás de la filtración podían estar agentes rusos y venezolanos. La embajada de Rusia en la Argentina respondió con dureza: negó cualquier participación y calificó las acusaciones de “falsas e infundadas”.

6. La posición del Presidente

Javier Milei defendió a su hermana y sostuvo que existe una red de espionaje ilegal en la que “espías se disfrazan de periodistas”. Desde Casa Rosada, los apuntados fueron Rial y Federico.

7. El avance judicial

El fiscal Carlos Stornelli tomó la denuncia del Gobierno e inició la investigación, aunque aclaró que no violará el secreto de las fuentes periodísticas. El expediente quedó en manos del juez federal Julián Ercolini.

8. El rol de los medios y las críticas

La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) rechazó la medida judicial contra la prensa y defendió el derecho a informar. Constitucionalistas y juristas coincidieron en señalar que el fallo que censura los audios constituye un precedente peligroso.

9. El caso Spagnuolo y las coimas

En paralelo, los dueños de la droguería Suizo Argentina, los hermanos Kovalivker, pidieron el cierre de la causa por presunto pago de coimas a funcionarios de la Andis. Denunciaron que la investigación se basa en grabaciones adulteradas y obtenidas de manera ilícita.

10. La interna libertaria

Mientras tanto, referentes de La Libertad Avanza salieron a defender a Karina Milei y a atacar a los periodistas involucrados. Lilia Lemoine incluso pidió que se publiquen más audios para que Rial y Federico “vayan presos por traición a la Patria”.

El caso de los audios no es solo un capítulo más de la pelea entre el oficialismo y el periodismo. Lo que está en juego es la transparencia institucional, la libertad de expresión y el uso del aparato del Estado frente a situaciones que comprometen al poder. El trasfondo político se mezcla con intereses judiciales y disputas internas en un tablero donde cada movimiento suma tensión.

El desenlace todavía está abierto, pero el episodio ya dejó huella: puso bajo la lupa a Karina Milei y a su círculo de confianza, instaló el debate sobre censura y espionaje, y dejó al descubierto cómo una filtración puede desatar un terremoto político en la Casa Rosada.

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